sábado, 27 de octubre de 2012

Los tiempos de la Colonia


El material de estudio que se propone a continuación abarca el período 1810-1820 aproximadamente:
  • Las actividades económicas 
  • El Virreinato del Río de la Plata
  • Revoluciones en Europa
  • La sociedad colonial
  • Las invasiones inglesas
  • La Revolución de Mayo
  • La Declaración de la Independencia            



Adaptación de Woodbine Parish, Buenos Aires y las provincias del Río de la Plata desde su descubrimiento y conquista por los españoles. Buenos Aires: Hachette, 1958 y D’ Orbigny, Alcides, Viajes a la América Meridional, Buenos Aires: Futuro, 1945.
La vivienda porteña según la descripción de un viajero inglés
Llegué a la casa que me habían recomendado alquilar.
Desde afuera sólo se veía la fachada de ladrillo o yeso, en el centro una puerta muy alta que estaba flanqueada por dos ventanas a cada lado. La puerta y las ventanas tenían en su parte superior guardas ornamentales.
La puerta se hallaba resaltada por dos falsas columnas y a través de ella se entraba al zaguán, un pasillo que daba a la puerta cancel por la que se entraba a un patio embaldosado, solamente los conocidos traspasaban esa puerta.
En el zaguán había una tercera puerta que daba a una sala, donde el dueño de casa recibía a las personas que no eran de la intimidad de la familia para tratar asuntos de negocios, cuestiones políticas o de cualquier otra índole.
El patio era, por lo general, cuadrado y tenía en el centro un aljibe o una fuente, muy alegre y perfumado por magnolias, limoneros y jazmines. Alrededor de él se encontraban los dormitorios y la sala, centro de la vida familiar.
Alejadas del resto de la casa y separadas del edificio principal se hallaban el baño y la cocina. Su desvinculación con el resto de la casa se debía a razones de higiene, por la ausencia de una red de saneamiento y por los humos generados en la cocina, donde se utilizaba un brasero.
Por razones prácticas, la posición de la cocina condicionaba la ubicación del comedor, que se ubicaba en una de las habitaciones cercanas al fondo pero con vista al patio central.
Luego de la cocina y el baño y mucho más al fondo aún, se encontraban las habitaciones de la servidumbre, la huerta y el gallinero.
Las ventanas que daban a la calle eran muy bajas y llegaban en su parte inferior casi a tocar el suelo. Las porteñas se sentaban en los alféizares para observar a los transeúntes y recibir los saludos de los amigos de los cuales las separaban fuertes barrotes de hierro que aseguraban las ventanas pero, además, servían de sostén a guirnaldas de hermosas plantas.
En la sala que daba a la calle, las señoras tenían un espacio reservado exclusivamente para ellas, con muebles pequeños donde apoyaban los materiales que utilizaban para sus labores. Mientras una mulata les cebaba mate, ellas cosían y bordaban, practicaban canto y conversaban sobre los vestidos que usarían para ir al teatro o a misa. En las pocas ocasiones que las señoras salían de la casa eran acompañadas por una esclava o por un hombre de la casa. Las jóvenes obedecían a su padre en todo y sólo cuando se casaban se alejaban del hogar paterno. El padre elegía a los novios de sus hijas teniendo en cuenta que tuviera una buena posición económica y que fuera de buena familia.
También las azoteas eran un lugar de reunión, sobre todo, para aquellos que no deseaban oír el bullicio de la calle y en tiempos de las invasiones inglesas, desde allí los porteños arrojaron agua hirviendo a nuestro ejército, ocasionando muchísimas bajas.
Los pisos eran de baldosas de ladrillo rojo bien brillante, algunas veces, con dibujos. Los tirantes de los techos eran de madera de urunday o de palmera y casi nunca se cubrían con un cielo raso.  Las paredes lucían coloridos papeles de las fábricas de París y las habitaciones, hermosos muebles europeos.
En invierno calentaban sus frías y húmedas habitaciones por medio de braseros, a riesgo de sofocar a los que estuviesen dentro con el tufo y el humo del carbón; algunas familias que visité tenían estufas inglesas con chimeneas.
En construcciones nuevas se habían introducido pisos altos. Así que, en la planta baja había comercios o almacenes de depósito y en la planta alta residían las familias.
Aunque sabía que la ciudad contaba con dos hoteles ingleses y aunque el precio que me habían pedido por el alquiler era elevado, preferí la privacidad y acepté hospedarme en esta casa.



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Adaptación de avisos e información  publicada en el Telégrafo Mercantil

La sociedad colonial
Doña Josefa Carballo, quiere vender dos esclavos suyos, marido y mujer, con una hijita de pechos como de edad un año en 800 pesos libres de gastos de escritura, mozos, sanos, y libres de todo vicio; el marido en 350 pesos y la mujer con la hijita en 450 pesos y esta es costurera, lavandera y planchadora.
El 6 de este mes, desde la esquina de la Plaza Mayor hasta la esquina de Riera, se perdió un anillo con un topacio grande, con dos diamantes: quien lo hubiere hallado concurra a este Despacho (donde se hacía el diario) donde se le dirá quién es su dueño y le gratificará. 
Don Juan Mariano Ferrera, maestro de primeras letras en el barrio de San Juan, vende 1negro criollo de 22 años, es buen peón de campo, en cantidad de 360 pesos libres de gastos de escritura.



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Adaptado de Belgrano, Manuel, Autobiografía. Buenos Aires: Eudeba, 1966
En las Indias hay dos realidades que gobiernan, la una muy contraria a la otra, la primera la de los españoles, los cuales usan del buen gobierno político de España y se ocupan de la administración y beneficio de sus haciendas, crianzas y labranzas, valiéndose para ello del trabajo de los indios y los esclavos negros. Porque los españoles en las Indias no aran ni cavan, son tratados como caballeros.

También se dedican a ser mercaderes y a tener tiendas de cosas de comer y de ropa que llega de España
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Adaptación del Bando del Gobernador Don Juan José de Vértiz del 20 de septiembre de 1770 en Libro de bandos. Años 1763-1774, Archivo General de la Nación.
Por el presente ordeno y mando a todos los vecinos y moradores de esta ciudad y su jurisdicción, observen, guarden y cumplan lo siguiente:

Que se prohíben los bailes indecentes que al toque de su tambor acostumbran los negros; si bien podrán públicamente bailar aquellas damas que usan la fiesta que celebran en esta ciudad, asimismo se prohíben las juntas que éstas, los mulatos, indios y mestizos tienen para los juegos que ejercitan en los huecos bajos del Río y extramuros, todo bajo la pena de 200 azotes. 


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Belgrano, Manuel. Autobiografía. Buenos Aires: Eudeba, 1966.
Influencia de las nuevas ideas
“Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también la variación de las ideas, y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos hechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente”.

Gorriti, Juan Ignacio. Autobiografía política. Buenos Aires: La cultura argentina, 1916.

Motivos de la revolución
“La revolución de América no fue un suceso repentino que debía sorprender a un sujeto medianamente pensador.

[...] las trabas que sugería a la industria y a la cultura; el monopolio tan escandaloso del comercio peninsular: la postergación tan general y descarada que en toda la extensión de la monarquía sufrían los americanos: eran causas de que se quejaban en voz muy alta [...] y se manifestaban síntomas de violencia que preparaban una explosión.

La defensa que logró Buenos Aires en 1807 contra el formidable ejército británico que la invadió, fue un rayo de luz que advirtió a toda la América cuánto puede un pueblo resuelto a perecer antes de sufrir un yugo extranjero”.

Adaptado de Puiggrós, Rodolfo. Historia económica del Río de la Plata. Buenos Aires, Futuro, 1945.

División de intereses
Fue durante la segunda mitad del siglo XVIII que se produjo en el Río de la Plata una división muy neta de intereses entre los partidarios y los enemigos del libre comercio.

Los comerciantes se dividieron en dos sectores: unos, agentes de la firmas españolas, se oponían al libre comercio, y otros, ligados al tráfico inglés, reclamaban la abolición de todas las trabas.

Los primeros introducían artículos de la península, con sello español aunque fueran extranjeros, y cargaban de regreso a España y a Cuba carne salada, seca y charque, y en menor escala, harina. La salazón de carne, iniciada en 1779, abrió el mercado cubano a la exportación del Río de la Plata.

Los segundos introducían de los países neutrales o de otras colonias mercancías inglesas y cargaban de retorno principalmente cueros, además de sebo, astas, crines, etc., con destino, por vía indirecta, a Gran Bretaña. Estaban estrechamente vinculados al contrabando interno.

Los monopolistas afirmaban, para impedir que exportaran cueros, que “los cueros no eran frutos”, y, en consecuencia, que no estaban comprendidos en los permisos de extracción de frutos del virreinato.
A esa división de los comerciantes correspondía una división paralela de los ganaderos.

Los ganaderos agrupados en torno del saladero dependían de los comerciantes del primer grupo y no tenían interés vital en el comercio con los ingleses. En cambio, los ganaderos vinculados al contrabando interno y externo, productores de cueros, crines, astas, sebo, etc., estrechaban filas con los comerciantes del segundo grupo y exigían con éstos la libertad de comercio. Por otra parte, las curtiembres, jabonerías, etc., también se unían a los segundos.    

Adaptado de Roberts, Carlos. Las invasiones inglesas. Buenos Aires: Emecé Editores, 2000.
Descripción del Buenos Aires colonial
Desde el río, la ciudad era una larga línea de casas bajas, de irregular construcción con un viejo fuerte en el centro. Al llegar al fuerte —donde actualmente se ubica la Casa Rosada—, que incluía un edificio grande, antes residencia de los virreyes y ocupado luego por el presidente de la Primera Junta, se hallaba frente a él una amplia y hermosa plaza dividida por una Recova, una galería en la que se podían encontrar pequeños comercios.
El sector de la plaza ubicado entre el Cabildo, la Recova y la Catedral se utilizaba como Mercado, allí se instalaban diariamente los vendedores ambulantes que llegaban a la ciudad.
Al otro lado de la plaza se encontraba el edificio del Cabildo. Alrededor de la plaza, sobre la calle Rivadavia se encontraba el edificio de la Catedral y, frente a ella, sobre la calle Hipólito Yrigoyen, había casas de dos pisos.
La gente que estaba en buena condición económica vivía cerca de la plaza, con preferencia, del lado sur. Casi los únicos edificios importantes eran las iglesias.
No había universidad, pero sí un colegio secundario: el San Carlos, ubicado en las actuales calles Bolívar y Alsina.
Había dos grandes cafés que, a falta de diarios, eran el centro de las noticias: el de Catalanes, esquina San Martín y Juan Domingo Perón y el de Mallcos, esquina Bolívar y Alsina. La mejor fonda era la de los Tres Reyes, cerca del fuerte en la calle 25 de Mayo y Rivadavia.
El único y pequeño teatro, llamado La Ranchería, estaba en Reconquista y Juan Domingo Perón, frente a la iglesia de la Merced.
El cuartel principal era el de Infantería de Buenos Aires, en la esquina de Perú y Alsina.
En cuanto a los hospitales, los padres betlehemitas (llamados barbones, por usar barba entera) tenían uno en la manzana comprendida por las calles Defensa, México, Chile y Paseo Colón.
Tres eran los mataderos en las actuales Plaza Constitución, Plaza Once (llamado Miserere) y Recoleta.
Al norte de la ciudad, y separada de ésta por el zanjón de Matorras, estaba el Retiro, terreno irregular, circundado por quintas, que tenía en el centro la plaza de toros y, casi sobre el río, se encontraba el arsenal.


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 HISTORIA VISUAL DE LA ARGENTINA,  Buenos Aires, Clarín, 2000, Tomo 1.
Historia Visual De La Argentina Clarín Tomo 1
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Bertoni, Lidia A., Montes, Graciela y Romero, Luis A., Colección Una historia argentina. Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1989, Tomo 3:CUANDO FUIMOS VIRREINATO, tomo 4: QUÉ PASÓ EL 25 DE MAYO DE 1810.

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Moreno, Carlos. APUNTES SOBRE LOS TIEMPOS DEL NACIMIENTO DE LA PATRIA.

La Revolución fue el sueño de un grupo de hombres ilustrados, que pensaban que como sociedad ya teníamos suficiente desarrollo y derechos para construir nuestro propio destino. Mayo despertó una nueva posibilidad de vida en las grandes masas rurales. Pese a que otros sólo querían un cambio de mando, la Revolución abrió las puertas para incorporarse a un mundo que había cambiado, ilustración y revolución industrial mediante. A los hechos de consolidación territorial, de mano de los ejércitos patrios, siguieron transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales. Después de Mayo nada fue igual aunque hubo que superar momentos de caos e inestabilidad.


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Basch, Adela. EN ESTAS HOJAS DETALLO CÓMO LLEGÓ EL 25 DE MAYO.
Disponible en Ebo


La abuela Pilar ha sido testigo de los hechos que se desarrollaron antes y después del 25 de Mayo de 1810. Decidida a escribir sus memorias va repasando los días de su infancia cuando la esclavitud era moneda corriente, el monopolio arruinaba a los comerciales de la colonia y las Invasiones Inglesas despertaban la conciencia política del pueblo.

Portada de En estas hojas detallo cómo llegó el 25 de Mayo

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COSAS DEL CAMPO BONAERENSE
en los tiempos de cambio (1800 – 1869)

por Carlos Moreno
  • Los cambios en los mercados
  • La posibilidad regional
  • Los nuevos protagonistas
  • De las vacas y las estancias
  • De las ovejas y los galpones
  • De los labradores y las chacras
  • Aguadas y cercos
  • Los cascos
  • La propiedad de la tierra enfiteusis mediante
  • El paisaje toma nuevas formas
  • Nuevas formas
  • Las comunicaciones
  • De los caseríos a los pueblos
  • Anexo
  • Bibliografía


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Artículo periodístico:

Los secretos que guarda el viejo barco español de Puerto Madero

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Línea de Tiempo desde 1810-1820

http://archivohistorico.educ.ar/





Museo de la Casa Histórica de la Independencia







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Cabildo de Luján: Avenida Nuestra Señora de Luján, entre Lavalle y 25 de Mayo, (6700)Luján, provincia de buenos Aires.

Imágenes

Videos

  • Pigna, Felipe (c2001). Historia argentina [VIDEO]: procesos socioeconómicos políticos y culturales. Tomo 1-13. Buenos Aires: Diana Producciones.

Partituras musicales

  • De Luca, Esteban y Gil, José (195-?). Canción patriótica de 1810 [ Música Impresa] [S.l.]: [s.n.].
  • Roldán, José M. (195-?).Canción patriótica: del año 1810 [Música Impresa] [S.l.]: [s.n.].

1 comentario:

  1. Excelente propuesta! Buenísima la selección del material! Felicitaciones!

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