domingo, 14 de octubre de 2012

De Los docentes como mediadores de lectura, cap. 3:

LA LECTURA DE TEXTOS DE ESTUDIO

"Enseñar un conocimiento puede ser tarea relativamente fácil
para quien lo domina, pero educar en el conocimiento, en cambio,
solo puede ser tarea de los verdaderos maestros, capaces
de despertar en el niño la sed de conocer."
María Eugenia Dubois

Existen muchas perspectivas desde las cuales se pueden clasificar los textos. Una
de ellas se basa en la situación comunicativa y la intencionalidad de los hablantes.
En este sentido, cuando hablamos de textos de estudio nos referimos a los que
circulan en ámbitos educativos y su finalidad es construir conocimiento.
Los estudiantes suelen referir que cuando leen los textos para estudiar se encuentran
con dificultades de diversa índole. Inclusive, muchas veces, esas dificultades
les impiden continuar leyendo y, por ende, los alejan de todo tipo de lectura.
Ocurre que los textos de estudio presentan ciertas formas de comunicación y
organización interna, que tienen relación con el uso del lenguaje.
Puede suceder que los docentes, en tanto lectores formados, no reparen en las
dificultades que presentan ciertas maneras propias del discurso que circula en
los ámbitos académicos. En efecto, sumado al saber letrado y epistémico, la alta
frecuentación de este tipo de textos suele producir una especie de naturalización
de esos modos de comunicar los saberes. Consideramos necesario, entonces, que
esas características de los textos deben ser tenidas en cuenta en el diseño de las actividades,
cuyo objetivo sea fomentar hábitos de lectura.
Facilitar la lectura de textos de estudio en el marco de una lectura reflexiva y crítica
permite que los estudiantes se apropien de los saberes disciplinares. Incluso es posible
que un modo de leer reflexivo y crítico pueda promover el placer por la lectura. El placer
y el interés mueven a leer: no solamente no se ama lo que no se conoce, sino que
tampoco se puede amar lo que resulta muy complejo. En efecto, las dificultades que
encuentran los alumnos cuando intentan leer reflexiva y críticamente los textos de
estudio es causa muchas veces del alejamiento de la lectura. Para ello, consideramos
necesario que cada docente se permita y se anime a cuestionar su práctica pedagógica
y promueva una práctica de aprendizaje recíproco.
Suele ocurrir con frecuencia que cuando los estudiantes leen textos de estudio tienen
la sensación de estar frente a una especie de magma sin sentido. Esto no acontece
solamente porque los jóvenes carecen de habilidades lectoras, sino también porque
existen modos de decir propios de estos textos que presentan un alto grado de complejidad.
Para ayudar a nuestros estudiantes a leer textos de estudio es útil tener en
cuenta estos modos de decir.
En este sentido, podemos decir que los textos narran, describen, argumentan, pero
esto se encuentra generalmente al servicio de una explicación. Por eso es útil, por
ejemplo, no solo identificar las partes en que aparecen narraciones, sino cuál es la función
que cumple esa narración, es decir para qué se narra. En efecto, en los textos de
estudio se narran acontecimientos con distintos objetivos: dar cuenta de alguna idea,
explicar un concepto, el origen de una disciplina. Esta identificación y reconocimiento
ayuda al lector a construir sentido de un modo reflexivo y crítico.
En la medida en que ayudemos a nuestros estudiantes a superar estos obstáculos,
ellos podrán apropiarse de los saberes disciplinares y tener interés por leer textos que
entonces no les resultarán ilegibles. Por otro lado, para poder ejercitar una lectura reflexiva es preciso tener en cuenta los siguientes aspectos.

· Diferenciar en los textos la presencia de datos y la de conceptos o ideas y sus
modos de relación, esto es entender las relaciones entre conceptos y entre hechos
empíricos.
· Advertir que los textos de estudio siempre presentan puntos de vista acerca de
un tema. No son fuente de verdades indiscutibles.
· Recordar que los textos de estudio suelen presentar distintos grados de densidad
léxica que suelen obstaculizar la lectura por parte de los estudiantes. En
estos casos, proponer situaciones que no sean solamente el uso del diccionario.
Es útil analizar junto con los alumnos el significado de palabras desconocidas
apelando a su sentido en ese texto que se esté leyendo, ya que el significado
de esos términos puede deducirse. Otra manera sería mediante la familia de
palabras del término en cuestión, por ejemplo, y/o, en caso de consultar al diccionario,
reponer la palabra en el texto para comprobar entre todos cuál es su
significado. El intercambio de ideas, la escucha de opiniones es una instancia
de resolución de un problema que les plantea el texto que es necesario trabajar
en conjunto, en clase, con la guía del especialista.
· Prestar atención a los modos de organización que presentan este tipo de
textos. En este caso, puede resultar útil individualizar en el texto los tipos de
secuencias. Dado que en general la secuencia explicativa es la que aparece con
mayor frecuencia en este tipo de textos, enseñar a reconocer las partes que la
constituyen: definición, ejemplos.
Por lo tanto, como especialistas es necesario profundizar un saber no para transmitir
teorías a los estudiantes, sino para transformar esas teorías en propuestas didácticas
con el objetivo de que nuestros estudiantes construyan desde su propia individualidad
el placer y el interés por la lectura, ya sea del texto literario como del
texto académico.
Para que los niños y los jóvenes experimenten el placer por la lectura es necesario
que llegue a sus manos ese libro que sea capaz de despertarlo y para esto la literatura
es un género absolutamente válido, pero es necesario que los estudiantes
tomen contacto con distintos tipos de textos literarios. Los textos de estudio acercarán
el placer de construcción de sentido que facilite el crecimiento de un saber.
Si un estudiante no domina tanto los contenidos disciplinares como las particularidades
de los textos de estudio está condenado a la exclusión social y él mismo
será fácilmente dominado (en el peor sentido de dominación social).
Es preciso, entonces, tener en cuenta estos posibles tipos de lectura en el ámbito escolar
para promover variados modos de leer. Nos atrevemos a afirmar que una lectura
extractiva de datos resulta menos problemática, tal vez, porque sea la que con mayor
frecuencia se practica (tanto en el ámbito familiar como en el escolar). Ahora bien,
¿cómo promover los otros tipos de lecturas? Nos preguntaríamos, en primer lugar, qué
tipo de lectura esperamos de nuestros estudiantes y tal vez la respuesta sea que en
general les solicitamos que ejerzan un tipo de lectura extractiva de datos."


(Los docentes como mediadores de lectura / Dirección General de Cultura y Educación
de la provincia de Buenos Aires ; coordinado por Margarita Holzwarth. - 1a ed. - La Plata, 2007.)

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