martes, 20 de noviembre de 2012

El debate de la figura de Juan Manuel de Rosas


Fuente 1.  “Inspirada por Rosas, la Federación pretendió restaurar el orden colonial. Aunque con vacilaciones y entre mil dificultades, los gobiernos de los primeros veinticinco años de la independencia habían procurado incorporar al país a la línea de desarrollo que había desencadenado la revolución industrial en Europa y los Estados Unidos. La Federación, en cambio, trabajó para sustraerlo a ese cambio y para perpetuar las formas de vida y de actividad propias de la colonia. Desarrolló el paternalismo político, asimilando la convivencia social a las formas de vida propia de la estancia, en la que el patrón protege pero domina a sus peones; abandonó la misión educadora del Estado prefiriendo que se encargaran de ella las órdenes religiosas; destruyó los cimientos del progreso científico y técnico; canceló las libertades públicas e individuales identificando la voluntad de Rosas con el destino nacional; combatió todo intento de organizar jurídicamente el país, sometiéndolo de hecho, sin embargo, a la más severa centralización. Tal fue la política de quien fue llamado “Restaurador de las leyes”, aludiendo sin duda a las leyes del régimen colonial español. ”

(José Luis Romero, historiador argentino contemporáneo, Breve Historia de la Argentina. Eudeba, Buenos Aires, 1965.)

Fuente 2. “El autonomismo bonaerense (mejor que rosista, pues esta era la postura de mayoritarios sectores de grupos dominantes: terratenientes, comerciantes, financistas, intelectuales, cualquiera fuese su filiación política), constituyó la condición necesaria para la recomposición y el mantenimiento del orden social favorable el desarrollo de los grupos dominantes a la provincia. Rosas fue llamado “restaurador de las leyes” porque aseguró la vigencia y el cumplimiento del ordenamiento institucional definido durante la gestión de Martín Rodríguez, a comienzos de 1820, base del poder terrateniente bonaerense.
Existe cierto consenso en la caracterización de Juan Manuel de Rosas como “hombre de orden”, pero no debe entenderse esto como una mera oposición al “desorden”. Rosas era partidario de “un cierto tipo de orden social y político” diferente y/u opuesto a otras propuestas planteadas contemporáneamente por enemigos y adversarios. […]. Los terratenientes ganaderos bonaerenses (que también fueron comerciantes, usureros, militares, y desempeñaron algunas de esas actividades, o todas al mismo tiempo, como por ejemplo los Anchorena) necesitaban de una orden social que les asegurara la acumulación de capital. El lento desarrollo de las relaciones de producción capitalista en el campo bonaerense, durante la primera mitad del sigo XIX, no la podía asegurar sin el riguroso control del poder político, especialmente a partir del control de la fuerza de trabajo. En el contexto de este proceso económico y social se pude comprender mejor por qué el discurso federal de Rosas se opuso a su práctica autonomista: los interés económicos del grupo dominante de Buenos Aires (y del futuro país) eran incompatibles, en esa época, con la constitución de un gobierno de unión nacional.”

(Waldo Ansaldi, Rosas y su tiempo, selección y prólogo. Centro Editor de América Latina (Colección Historia Testimonial Argentina, núm. 24, Buenos Aires, 1984.)

Fuente 3. “Rosas fue al gobierno en 1829 como hombre “de orden”. No era político, y llegaba a las posiciones públicas como consecuencia de sus actividades privadas.  Era el hombre serio, de trabajo y de acción, de quien se esperaba restauraría el imperio de “las leyes” tan conculcadas hasta entonces. Sabíase que el “Restaurador de las leyes” no toleraría ninguna infracción a ellas, de la misma manera que el estanciero de “Los Cerrillos” no aceptaba tergiversaciones a sus reglamentos camperos.
Pero Rosas era algo más que un hombre de orden. Era argentino por excelencia, en quien se encarnaban todas las virtudes y todas las posibilidades de la raza criolla. Al elegirlo gobernador en las difíciles circunstancias del año, presentíase al único defensor posible de la nacionalidad; Rosas era el polo opuesto de Rivadavia, hasta en lo físico: si éste fue hacedor de proyectos, aquél, en cambio, construyó realidades; mientras uno soñaba con una Argentina europeizada, el otro trataba de salvar la Argentina de siempre”.

(José María Rosa, Análisis Histórico de la Dependencia Argentina, 1973)

Fuente 4. “De primer estanciero agricultor de Argentina y América y pionero de la industria saladeril a hacendado rutinario empírico y tradicional […] las imágenes que la historiografía nos devuelve de Juan Manuel de Rosas como productor agropecuario parecen recorrer todo el espectro posible de calificativos […] Si no fue un innovador, por lo menos supo interpretar con éxito y perspicacia las señales del mercado y arriesgar sus capitales en empresas que, como la salazón de las carnes, aunque presente en la época colonial tardía, era relativamente nueva en esta banda del Rio de la Plata. Ni pionero ni retardatario, más cerca del mainstream [corriente principal] de lo que se pensaba, este hacendado un poco maniático y obsesivo fue un empresario de éxito. Su rutilante y estelar carrera política, así como lugar central que ocupó en la historia argentina de la primera mitad del siglo XIX, ha ocultado en parte ese otro aspecto igualmente exitoso de su vida: el de su trayectoria como un estanciero que empezó administrando estancias ajenas y acabó convertido en uno de los terratenientes más grandes, y, al parecer, prósperos de la pampa. Así y todo fue simplemente uno más.”

(Carlos A. Mayo, Juan Manuel de Rosas, el estanciero, 1997)




Fuente 5. Esto pasó

Un 26 de agosto …
… de 1836 el gobernador Juan Manuel de Rosas dispuso el restablecimiento de la Compañía de Jesús, aunque el regreso fue un capítulo conflictivo, que terminó en expulsión pocos años más tarde.
    En 1767 el rey Carlos III ordenó la expulsión de los jesuitas, por razones políticas, en todo el territorio de las colonias americanas. De esta manera se produjo el cierre de los numerosos establecimientos de la orden con una intensa actividad económica y educativa. Rosas dispuso el retorno de los jesuitas y en diciembre de 1836 se les otorgó permiso para dar clases de gramática latina, griego, retórica, teología, filosofía y derecho, entre otras materias. Las aulas se abrieron en el viejo colegio de la compañía, el número de jesuitas se elevó a 39, y se anotaron numerosos alumnos. Pero al poco tiempo fue evidente que en la compañía no toleraban el culto a la  personalidad de Rosas que tenía lugar en la Iglesia, fomentado por el mismo obispo quien impedía el ingreso en los templos a aquellos que no usaban el distintivo federal. Los jesuitas tampoco predicaron a favor de los federales, no exhibían la divisa en el colegio ni prohibían a sus alumnos el uso de prendas azules o celestes, considerados colores unitarios. Según el gobernador “los que no están del todo con nosotros están contra nosotros” y esa regla fue aplicada a la compañía. Las agresiones de los partidarios de Rosas fueron creciendo hasta que, en octubre de 1841, las calles de la ciudad se estremecieron al grito de “¡mueran los jesuitas salvajes unitarios ingratos!” Los alumnos fueron retirados de la escuela y el padre Mariano Berdugo, rector del colegio, buscó refugio para varios sacerdotes en casas amigas. Finalmente, en marzo de 1843, la compañía fue nuevamente expulsada.

Intervenciones que realizaría
  • Lee atentamente estas selecciones de diversos autores que escribieran sobre Rosas. Extrae la idea principal de cada uno. ¿Qué aspecto de la gestión de Rosas te parece que resaltan?
  • Compáralas entre sí. ¿Cuáles son las principales diferencias entre ellas? ¿Hay coincidencias?
  • Realiza un cuadro de doble entrada donde establezcas los aspectos negativos y positivos señalados por los distintos autores.
  • Busca otra bibliografía y fíjate si las posturas concuerdan con éstas, o si son diferentes y agrégalas en ese cuadro.
  • ¿Por qué algunas opiniones son tan diferentes de las otras? ¿Qué ideología o qué ideas te parece que tienen?


1 comentario:

  1. Excelente propuesta Stella! Destaco tu participación en este blog. Felicitaciones.

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